Pegaso causó una gran sorpresa al presentar este dream car operativo en el salón de París de octubre de 1952, donde Alfred Coppel, colaborador de la revista americana Auto, creyó encontrarse ante un coche de ciencia ficción. Una segunda versión del Cúpula, conocida también como Rosa de Té por su original colorido(nuestro protagonista), viajó a los Estados Unidos en 1953 y produjo un considerable revuelo en el salón de Nueva York. Los medios de comunicación se hicieron eco del elavadísimo precio de venta anunciado para este vehículo espectacular, cifrado en más de 29.000 dólares y se rumoreó que esa fue la cantidad pagada por el general Trujillo de la República Dominicana. Sabiendo que Trujillo intervendría personalmente para que Pegaso alineara un equipo en la Carrera Panamericana, se podría suponer que el comprador obtuvo el Rosa de Té por un precio más razonable.
0102.150.0121 Enasa Cúpula 1952 "Rosa de Té"
El Cúpula llama la atención por la gran burbuja transparente que constituye su parte trasera, de donde recibe su apelativo. El largo capó parece interminante y adquiere un especial protagonismo en el volumen general del coche. La parte trasera tiende a desaparecer en el espacio, estrechándose progresivamente y fundiéndose con el aire en la luminosidad de su original luneta semiesférica realizada en Plexigas.
Las dos ventanillas laterales alargan el perfil del coche con una elegancia no siempre presente en otros deportivos. Las puertas, de una curvatura excepcional, no permiten la instalación de cristales descendentes y las ventanillas tienen un curioso sistema de apertura que las hace bascular unos centímetros hacia el exterior.
La carrocería se estrecha debajo de las puertas para dejar espacio a los tubos de escape laterales, recubiertos de un embellecedor perforado para disipar mejor el calor. Lo parachoques traseros custodian el único adorno del coche, un gran rótulo Pegaso de letras metálicas que destaca sobre un fondo rojo enmarcado en aluminio.
La apertura de las puertas, sin pomo ni llave, se practica apretando un botón semiesférico situado en un aplique cromado que realza el carenado de las ruedas traseras.
En el interior, sobresale la palanca de cambios, cuyo pomo de pasta blanca se ha sustituido por otro de metal niquelado respetando la forma original. La del freno de mano también niquelada en su totalidad. En el centro del salpicadero se ubica la botonera de interruptores, sobre la cual hay un cenicero. A la derecha, queda espacio para una guantera sin tapa y el espejo retrovisor surge de la base del parabrisas. Los grandes instrumentos circulares permiten una lectura clara y completa de la información necesaria para el conductor. Destaca a la izquierda, el cuentavueltas graduado hasta las 8.000 rmp. En el centro, el círculo se divide en cuatro secciones que indican la temperatura del agua y el nivel del depósito de gasolina. A la derecha, el velocímetro con indicación hasta los 240 km/h parece realista en relación con las características mecánicas del coche. El volante, situado a la izquierda, con la llanta recubierta de madera y tres radios de aluminio del más clásico estilo Nardi, tiene un tamaño consecuente para maniobrar con la dura dirección. Los escuetos asientos deportivos están tapizados de rojo, como el resto del interior.
En este caso es el RTR Fix Number 079/300.
Salud,
Toni Bareta
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